Las causas de la creación de esta doctrina fueron
que la Iglesia se estaba acomodando y por otro lado los grandes cambios del
siglo XIX como la revolución industrial y el consiguiente crecimiento de las
ciudades habían producido graves desigualdades sociales y económicas. La
situación social era cada vez más crítica. Los salarios eran muy bajos, contrataban
a niños y a mujeres ya que su mano de obra era más barata, la jornada laboral
era extrema, a veces llegaba a 14 horas, recibían malos tratos, no había ningún
tipo de incentivos, no había cobertura social etc. Como consecuencia de esto,
se debatía y se luchaba por establecer una justa relación entre trabajo y
capital y de ahí el problema conocido como cuestión obrera.
“Rerum novarum” es la primera encíclica social de la Iglesia
Católica. Fue promulgada por el papa León XIII en 1891. Fue una carta abierta
dirigida a todos los obispos, que versaba sobre las condiciones de las clases
trabajadoras. En ella, el Papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de
formar uniones o sindicatos, pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho
de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el
gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una
organización socio-económica que más tarde se llamaría corporativismo. El Papa
León XIII afrontó este tema y el de la propiedad privada en su encíclica que se
constituyó en documento de referencia y de inspiración para todas las acciones
cristianas en el campo social.
Cuando en 1931 se cumplieron los 40 años
de la publicación de la “Rerum novarum”, el Papa Pío XI publica la “Quadragesimo
anno” donde, además de repasar la doctrina anterior y aplicarla a la situación
del momento, afrontó los nuevos problemas ligados al crecimiento de empresas y
grupos cuyo poder pasaba fuera de las fronteras nacionales.
Pío
XII vivió los años de la posguerra con otro orden internacional al que dedicó
sus intervenciones. Aun cuando no publicó encíclicas sobre temas sociales, no
dejó de recordar a todos a través de sus radiomensajes, la relación que corre
entre la moral y el derecho positivo así como los deberes de las personas en
las distintas profesiones.
Juan
XXIII deja dos contribuciones: las encíclicas Mater et magistra y Pacem in
terris. En la primera habla de la misión de la Iglesia por construir comunión
que permita tutelar y promover la dignidad del hombre. En la segunda encíclica,
además de afrontar el tema de la guerra (en tiempos de proliferación de
armamento nuclear), afronta el tema de los derechos humanos desde un punto de
vista cristiano.
El
Concilio Vaticano II trató en la constitución pastoral “Gaudium et spes” temas
de actualidad social y económica, como los nuevos problemas que afrontaba el
matrimonio y la familia (por ejemplo, desde las sucesivas facilidades al
divorcio concedidas desde el liberalismo decimonónico y el socialismo), la paz
y concordia entre los pueblos (en el escenario de la llamada Guerra fría), etc.
Yuki y Roberto